Una losa para toda la vida
La rivalidad del fútbol sevillano tiene más de cien años de historia y pocas veces uno de los contendientes habrá podido humillar más a su rival que en esta ocasión. Tantos entrenamientos, tanta puerta cerrada, tanto no querer atender a la prensa para no despistarse y resulta que los 'jugadores' verdiblancos tiran por tierra las ilusiones de sus fieles aficionados en 12 segundos. No se salva ninguno. La humillación que le hicieron pasar anoche a su gente jamás podrán quitársela de encima. Quizás consigan éxitos y el tiempo minimizará las repercusiones de este derbi, pero la vergüenza tendrán que soportarla mientras sigan perteneciendo a esta entidad. Su comportamiento tiene un sólo calificativo: lamentable.
Pero mucha culpa de ello también la tuvo el Sevilla. Los hombres de Míchel sí supieron leer la trascendencia del encuentro desde el primer segundo. Sus rivales fueron unos peleles. Eso es cierto. Pero ellos aprovecharon a la perfección cada uno de los regalitos de Adrián, Nelson y compañía. Reyes se reivindicó y al fin hizo disfrutar a su gente. Fazio se pareció por una vez al majestuoso central que muchos veían en él hace años y los sevillistas disfrutaron como hacía años que no ocurría en Nervión. Este 5-1 es casi un título y la resaca mucho más dulce. Se la han merecido.