El Atlético supo perder en Mestalla. No puso excusas ni se quejó del arbitraje, que en esta ocasión le perjudicó igual que le favoreció ante el Betis, por ejemplo. Le recibía un Valencia necesitado de puntos. El conjunto che ha realizado excelentes campañas los últimos años proclamándose el campeón de la otra Liga que disputan todos menos el Madrid y el Barça, reforzando la buena gestión de Manolo Llorente, obligado a vender a sus estrellas Villa, Silva y Mata por cuestiones económicas sin redundar tan sensibles bajas en sus aspiraciones deportivas. Pero los triunfos colchoneros en la Europa League y en la Supercopa de Europa, y su impresionante arranque liguero esta campaña, han quitado al Valencia el foco como tercer equipo de España. Los del Cholo fueron a por el triunfo, lo intentaron, pero les ganó un Valencia que les tenía mucha ganas y que supo manejar el golazo de Soldado.

Existe la sensación, casi la necesidad, incluso el deseo, por parte de muchos aficionados, no sólo colchoneros, de que el Atleti sea una alternativa real a Madrid y Barça. La derrota en Mestalla no le quita aún esa posibilidad. El discurso de Simeone de ir partido a partido, que se lo han comprado y lo han hecho suyos dirigentes, jugadores y aficionados, no es ninguna pose. Perdieron su primer partido del curso ante el Valencia, pero la utopía de competir con Madrid y Barça aún es posible. La derrota podía llegar, se produjo y se asumió con señorío, elegancia y propósito de enmienda. El Atleti aún es la alternativa.