Llull es madridismo en vena
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El Madrid de baloncesto es el equipo de moda. Corre como el que más, gana casi siempre y anota más puntos que nadie. No hay otra forma de dar espectáculo. Y si hay un jugador que atesora todas esas condiciones por las cuales el público ha vuelto al Palacio, ése es Llull. Llull es madridismo en vena. Trasladado al fútbol, es Benito, Pirri y Juanito encarnado en una misma persona. Por coraje, por compromiso, por fortaleza y por eficacia. Defensa, medio y delantero a la vez. Lleva cinco años en el Madrid y ha firmado por seis más. Eso ya no se lleva. Por eso Llull es quien es. Único. Y con esa fidelidad y ese carácter el Madrid ha recuperado el baloncesto. Vuelve a tener un equipo memorizable. Ya son seis los jugadores con tres años o más en la plantilla.
Llull es el segundo en antigüedad, después de Reyes. Todo un veterano a punto de cumplir 25 años. Pero es así como se hace equipo y se crea afición. Con jugadores como Llull. Podrá jugar mal, regular o bien, pero jamás pasa desapercibido. Cuando toma la manija del equipo y lo revoluciona se ve entonces al verdadero Llull, capaz de desarbolar él solo la defensa más fortificada. Y si está todo perdido, la solución también es él, aunque ahora Rudy y Carroll le pueden descargar de esa responsabilidad. Pero a él jamás se le encogerá el brazo si tiene el último tiro. En ese sentido es como el cangrejo, que jamás da la espalda al enemigo. Y un dato: no es casual que en la única derrota del Madrid esta temporada (la del Khimki), él no estuviera.




