Una Agencia en entredicho
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Mientras el ciclismo pide medidas rápidas, eficaces, firmes, duras y ejemplares para ser un deporte creíble, aquí andamos perdidos en debates jurídicos. Nuestra ley antidopaje está siendo revisada, y el consejo fiscal anda poniendo pegas al anteproyecto de ley para hacer respetar los derechos constitucionales de los deportistas. Miedo me da que acabemos siendo más papistas que el Papa. Para empezar, parece que no queremos llamar las cosas por su nombre. La actual Agencia Estatal Antidopaje va a pasar a llamarse Agencia Estatal de Protección de la Salud en el Deporte, eufemismo de antidopaje, palabra que por lo visto hiere susceptibilidades. A menos que la Agencia vaya a predicar en lugar de combatir el dopaje con toda contundencia.
También sorprende que se quiera eximir a la Agencia de las competencias sancionadoras en cuanto a los deportistas de élite. En el análisis del anteproyecto se sugiere que son las Federaciones quienes deben de sancionar en estos casos, cuando en el atletismo hemos comprobado la resistencia a investigar el caso Mullera, y en deportes como la natación se han ocultado positivos menores. Las Federaciones suelen mirar hacia otro lado en cuestiones de dopaje, exactamente como hacen los equipos ciclistas. Si estos equipos han dicho basta para evitar la destrucción de su propio deporte, estamos a tiempo para corregir desviaciones y tentaciones en las Federaciones. La zorra nunca puede cuidar del gallinero. Para eso se crearon las Agencias en el mundo.




