La solución al Virus FIFA se encuentra en Valdebebas
País de bajitos, durante décadas una trasnochada tradición deportiva patria proclamaba que los altos y fuertes eran más aptos para el fútbol. Los más chiquitos, incluso si eran extraordinarios, quedaban confinados a la banda. Y a correr. El centro quedaba para los grandotes. País de Carretes, Chendos y Sergis. La eclosión de Roberto Carlos como hombre de banda alargó la moda de la presencia de pequeños futbolistas en defensa, mientras en otros países, centrales y laterales cambiaban de puesto indistintamente. Maldini hijo marcaba estilo. Ahora que el centro del campo se puebla de pequeños, empezamos a observar cómo la polivalencia se valora también en defensa, y los espigados pueden trabajar la banda. Futbolista moderno, Nacho Fernández cumple en ambas posiciones. El Virus FIFA le puede traer su oportunidad, palabra sagrada para las promesas de la casa, que trabajan durante años esperando ese sueño.
A la cantera madridista le pasa como al personaje de Steve McQueen en La Gran Evasión. No logra escapar jamás, pero lo intenta siempre. Su razón de ser es probarlo una y otra vez; ese es el mérito, y ese es su gran valor por encima de las circunstancias: incluso los entrenadores que apostaron por la cantera intensificaron su envite cuando no tenían nada que perder, en épocas de crisis. Hace falta saber si Mourinho, que ha preferido fichar cuando le han dejado, tirará de cantera cuando no le quede otro remedio. El mismísimo Casillas sabe que el talento por sí solo no siempre basta: a veces la casualidad también suma para llegar a ser futbolista consagrado del Real Madrid.