Un Madrid generoso y audaz
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Cien puntos al Valladolid y ayer otros cien al Fuenlabrada. Este furor ofensivo no tiene precedentes en el baloncesto actual. El Madrid tenía necesidad de ganar por más de 17 puntos para ser líder, y se lo tomó en serio, pese a que la paliza que arrastra -gira NBA, más el durísimo partido contra el Panathinaikos- aconsejaba lo contrario. Al menos a eso nos tiene acostumbrados el resto de equipos. Bien por el Madrid. Es una manera de dignificar una liga regular sin mucho sentido para los equipos grandes. Pero es el estilo Laso. La velocidad por encima de todo. Los cien puntos no son un objetivo, sino una consecuencia. Llegan solos, porque el juego es trepidante. Si el acierto acompaña, el resultado es demoledor: 33 puntos en dos de los cuartos.
Con cero puntos de Begic, con sólo tres de Carroll, con nada más que cuatro de Slaugther, sin ningún triple de Rudy. Y Hernangómez jugando sus minutitos. Cuando la máquina funciona no hay quien la pare. Hace bien Laso poniendo los motores a cien, y nunca mejor dicho. Se habla de baloncesto, se habla del Madrid, el público vuelve al Palacio, los jugadores entran en una mecánica positivista y autoexigente... El resultado es un Madrid con hambre, y en verdad que la tiene, porque ha comenzado la temporada con una ambición sin límites, con la Euroliga al final del camino. Hasta entonces queda mucho por recorrer, una barbaridad, casi ochenta partidos. Pero su entrega generosa y audaz para entretener la espera es de agradecer.




