Silva salió de las tinieblas
La magia de Silva resolvió el partido. Lástima que algunas de las joyas que dejó en Minsk no se pudieran ver por la tele. Al menos quedaba la magia de la radio para dibujar ese pase milimétrico del segundo tanto o el caño que inventó minutos después y que Cesc no pudo culminar en gol. Del Bosque, antes de la Eurocopa, cuando estaba a vueltas con el falso nueve, tenía claro que para jugar así necesitaba un jugador que hiciera la misma labor que Messi en el Barça. Y ese papel se lo dio a Silva.
Tal descubrimiento se ha prolongado en el tiempo, aprovechando el fantástico estado de forma del jugador del City. Según aumentan sus exhibiciones, aumenta la sospecha de que más de uno se equivocó cuando renunció a su fichaje en nuestro fútbol. En Inglaterra le adoran y nadie ha tenido que rebuscar en si se cuida más o menos porque salta a la vista su rendimiento. Y es una bendición que el seleccionador le otorgue mando en plaza y libertad de movimientos para que explote todo su potencial.