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Lotus ha sido la ruina para Alonso

No soy muy dado a creer en tramas y contubernios, pero después de lo visto en Suzuka habrá que poner cierta atención a lo que está sucediendo este año en la Fórmula 1. Hace tres carreras, en Bélgica, comenté que la suerte había abandonado a Alonso cuando Grosjean le dejó KO. Ayer, quien se lo llevó por delante fue Raikkonen. Segundo cero del año. Será casualidad o no, pero los dos son pilotos del mismo equipo, Lotus, y ambos corren con motor Renault, el mismo que equipa el Red Bull de Sebastian Vettel. Dirán que es una conjetura absurda, pero si nos aferramos a lo sucedido, ni es conjetura ni es absurda. Lo siento. Y tendría la misma sospecha si Pérez y Kobayashi, con Sauber-Ferrari, se llevaran por delante a Vettel en Corea y la India.

Esto de que los equipos grandes tengan sucursales y asociados en la misma categoría es una chapuza y de las gordas. Veremos cómo acaba todo esto. Pero para pifia, lo de la tarjeta amarilla a Vettel por frenar a Alonso en la Q3 del sábado. Antes de nada, decir que lo que hizo el alemán es de cobardes, es de lo más indigno que puede hacer un piloto de F-1. Fue bochornoso, pero no tanto como que todo haya quedado en una exigua amonestación de los comisarios. Ayer, Alonso se metió en el lío con Kimi por salir sexto y ocupó esta plaza por la trampa rastrera de Vettel. El alemán tendría que haber sido sancionado. Es una pena, pero este Mundial está muy manoseado. Y lo siento por Alonso, que no tanto por Ferrari, que se lo tiene bien merecido.