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Una derrota muy cruel

Al Málaga se le había olvidado lo que era perder. Lleva compitiendo y jugando de manera brillante desde agosto. Pero le tocó medirse al Atlético, el único equipo que se mantenía (y se mantiene) invicto junto a los blanquiazules. El Málaga aguantó casi todas las embestidas rojiblancas con estoicismo, en un territorio en el que no se encuentra cómodo, y todo sin traicionar su estilo, la identidad que ha tatuado Pellegrini en su plantilla. Nadie había exigido tanto al Málaga, ni siquiera en la Champions League. Y cada elogio para este Atlético es también un guiño para ensalzar el trabajo del Málaga. Otro equipo no hubiera sabido cicatrizar el hachazo de Falcao casi al comenzar el envite. El Málaga sí. Y se sostuvo. Y reaccionó. Cuando logró conectar, el Málaga fue una amenaza. Por eso llegó el tanto de Santa Cruz.

Para vencer a este Málaga hay que hacer un derroche físico descomunal. Simeone supo desconectar a Isco, desamparado si el balón no es para él. Sin Isco, Joaquín y Eliseu también fueron menos. Poco que objetar. En el Málaga reclaman falta a Weligton de Falcao. Pérez Lasa, que parece querer ser un nuevo Mateu Lahoz, no hizo ni amago de señalarla. Lo que escuece verdaderamente en el vestuario del Málaga es haber dejado escapar un punto de oro casi en el último suspiro, tras haberse visto sometido a un examen durísimo. Con un gol empujado por un jugador suyo... Weligton se apunta el 2-1, pero mantiene que Falcao le desequilibra, que reclamó y Pérez Lasa se rió... Fútbol.