El último que puede ser el cuarto

Mi columna publicada en AS el 23 de septiembre de 2012, el día del Mundial

Nos hemos tirado tantos días hablando de las grandes posibilidades de Alejandro Valverde y Purito Rodríguez en Valkenburg (y las siguen teniendo, ojo), que quizá nos hemos olvidado un poco de Óscar Freire, el campeonísimo que empata en el palmarés de los Mundiales a tres títulos con Alfredo Binda, Rik Van Steenbergen y Eddy Merckx... Nada más y nada menos. Óscar debutó precisamente en Valkenburg en 1998. Un año antes había sido plata Sub-23 en San Sebastián y un año después se enfundó su primer arcoíris en Verona. El Mundial siempre ha sido su carrera, junto a la Milán-San Remo. Además, su ejemplo cundió en el pelotón y otros españoles se convencieron de que también podían ser competitivos en esta cita o en las grandes clásicas. Nadie duda hoy de ello, pero en aquellos tiempos estas carreras producían alergia a nuestros ciclistas.

Ayer comprobamos en la carrera Sub-23 que quizá esta edición no sea tan apta para Purito y Valverde como pensábamos. Y de repente nos hemos acordado de que ahí sigue Freire. Nuestro Hombre-Mundial ya no es un killer al sprint, pero en nuestro ciclismo no hay nadie más rápido ni que domine igual esta carrera. Óscar ha lanzado un órdago: "Este es mi último Mundial, sólo seguiré si lo gano". Nadie ha sumado nunca cuatro arcoíris. Ni Eddy Merckx. Y aunque él tampoco lo consiga, qué mejor homenaje que cerrar su ciclo donde lo empezó. Que me disculpen los demás, pero hoy, más que nunca, vuelvo a ir con Freire.

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