La Vuelta acertó con el trazado

La Vuelta acertó con el trazado

Cuando se presentó la Vuelta, los entendidos lanzaron críticas contra el recorrido en las redes sociales. Muchos finales en cuesta, muchas etapas unipuerto, y pocos días con montaña de verdad, eran sus quejas. Pues van dos etapas de alta montaña, y vimos más diferencias en los dos kilómetros de ascensión de los minipuertos de Jaca y Ézaro, que en las subidas a Ancares y los Lagos, precedidas ambas por sendos puertos de primera. Ayer mismo, el Fito se subió en pelotón. Y como esta costumbre de que no pase nada hasta el final viene impuesta desde hace unos años por los propios corredores y por sus directores, la Vuelta lleva un tiempo apostando por los finales en cuesta, eso sí, sin que vaya en detrimento de las etapas clásicas de montaña.

El sábado tuvimos una, ayer otra y hoy espera una tremenda. Aún quedará otra más, el sábado en la Bola. Han pasado dos y no han dado más que para cinco segundos de Purito con Contador, y trece con Valverde. Froome sí ha quedado damnificado, pero ya venía boqueando. Mucho ataque, mucho aquí estoy yo, mas al final todo son pellizcos de monja. Será porque comienzan a escasear las fuerzas, será porque falta valentía o porque Purito es el único que podría atacar, pero como no lo necesita, tampoco lo hace. Por eso, bienvenidos los finales en cuesta o con rampas extremas como las de hoy. Ahí por lo menos se echa el resto. La alta montaña es imprescindible, es la esencia, pero la está devaluando el ciclismo de la calculadora y el pinganillo.