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El 'paddock' de F-1 está desbocado

Alonso llevaba todo el año asociado a la suerte, pero ayer se le acabó el crédito. Lo advirtió el sábado: "Aquí es muy fácil jugar a los bolos con los coches que vienen detrás". El asturiano intuía algo, el año pasado casi se queda fuera y hasta ayer la fortuna no le había abandonado en 2012. Alguno lo llamamos mala suerte, pero los jugadores de poker prefieren hablar de estadística y probabilidades. Tocaba lío. Fernando llevaba puntuando 23 grandes premios seguidos y podía igualar los 24 de Schumacher, pero no contaba con el ataque de insensatez que le iba a dar a Grosjean. La broma le ha costado 18 puntos con Vettel; ocho con Webber y quince con Raikkonen.

Las ocho carreras que quedan van a ser durísimas. El sábado vimos que el Ferrari no está para muchos trotes y sólo se puede achacar a la ansiedad lo que les pasó a Webber, Hamilton y Vettel. Pero en carrera vimos al mejor Sebastian de 2012; a McLaren arrasando con Button (¿se someterá a Lewis? Lo dudo) y a Raikkonen volando, incluido un adelantamiento a Schumacher en 'Eau Rouge' que lo colocaría en el Top 25 de la historia (a Bellof le costó la vida uno muy parecido). Y a todo esto tenemos que añadir un paddock desbocado. Lo de Grosjean fue la guinda, pero la salida de Maldonado; el demente paseo de Pérez por la pista; las maniobras de Schumacher o las locuras que vimos en los 'pit stop', requieren una urgente llamada de atención de Charlie Withing a todos los equipos. Ayer todo acabó bien, pero lo de Alonso podría haber sido mucho más grave.