Una Vuelta mejor que el Tour

Una Vuelta mejor que el Tour

No han pasado más que tres etapas y recorrido 353,2 kilómetros, y ya tenemos a Valverde, Purito, Froome, Contador y Antón entre los diez primeros de la Vuelta. Más Mollema y Gesink, que también se presentan como quizá algo más que animadores. En el Tour tuvieron que pasar ocho días y 1.424 kilómetros para ver algo. Algo en serio, digo. Es decir, ver a Froome, Evans, Wiggins, Nibali, Zubeldia, Rolland y Brajkovic, que luego acabarían entre los diez primeros de la general, luchando por sacar diferencias en una etapa, porque hasta entonces el recorrido no fue propicio para ello. La Vuelta ha apostado este año por ahorrarse los largos trámites a que nos acostumbran las carreras de tres semanas, y ha entrado rápido en materia.

El Tour no sé si lo necesitará, pero la Vuelta, desde luego, sí para despertar al aficionado. El Tour, competición clásica por excelencia del mes de julio, se ve solo. Aunque no pase nada, como este año, que Wiggins se puso líder en esa séptima etapa y hasta París. Entre otras razones, porque el recorrido, con sólo dos metas en la cima de los puertos, no invitaba a sacar grandes diferencias. La Vuelta, en cambio, ha roto con los patrones acostumbrados y mete llegadas en alto por doquier. Para que todo el mundo se quite rápido las caretas y no falten los ataques. Esta primera etapa con algo de picante no defraudó. Los gallitos pudieron verse las caras. Hoy, más. Contador tiene ganas, pero los demás están respondones. Esta Vuelta promete.