Una peli con final conocido

La buchaca llena, el cabreo generalizado de los clubes y las horas perdidas de sueño y descanso. Nada nuevo. Lo mismo de los últimos veranos. Uno vencía la pereza de sentarse frente al televisor porque la Selección es cosa seria. O debería serlo. Entendiendo que el campeón del mundo debe mostrarse en los sitios más recónditos, pero hay maneras y maneras. Y lo de ayer chirriaba. No había rival, ni motivación y la fecha era criminal para cruzar el charco a 72 horas del comienzo de la Liga. Puro desatino.

Por desgracia, los alicientes eran saber cuántos goles caerían en las redes locales y si nos libraríamos de las lesiones. Hasta daba pereza analizar el once de Del Bosque. Como mucho, calcular los minutos jugados por los futbolistas de los dos grandes. Vicente ya se lo sabe y le cuadran los números para que Madrid y Barça no se mosqueen. Incluso perdió interés el resultado cuando vimos a Juanfran retirándose. Adiós al arranque liguero y la Supercopa. Por desgracia, ese será el titular del partido.