Impagos, denuncias, algo pasa
Vaya días de sobresaltos en Málaga. Los impagos han polarizado toda la información malaguista incluso por encima de lo deportivo y de lo sucedido en la concentración de Campoamor, donde un día apareció el presidente de la AFE, Luis Rubiales. Hay que ir a todos los vestuarios, no sé si por propia iniciativa o llamado por algún miembro de la plantilla, enfadado por los retrasos al percibir sus emolumentos económicos. Las alarmas saltaron y Vicente Casado tuvo que desplazarse a Campoamor, para ofrecerles a los futbolistas una opción de pago de las cantidades adeudadas. Parecía que todo estaba arreglado.
Hasta Rubiales advirtió del porcentaje adeudado. Pero aquí nunca se está tranquilo. Independientemente de las campañas contra el Málaga, del acoso y derribo, de la envidia y de muchas cosas más, un club como el Málaga no puede llegar a esta situación. No puede estar en boca de todo el mundo y debe planificar mejor las cosas. No se entiende que el propietario no envíe dinero en plazo y forma. En juego está el descenso, cuando ha puesto muchísimos millones. En España hay una serie de leyes y hay que cumplirlas. El Málaga necesita una cabeza visible que dé la cara, que explique lo ocurrido, que hable ante los organismos correspondientes. Falta estructura. El acuerdo alcanzado con los cuatro denunciantes no tapa la realidad. El malaguismo no merece este sufrimiento. El Málaga es un sentimiento. Volveré.