Ninguno marca las diferencias
L a etapa reina que pudimos ver ayer ha servido para comprobar el calvario que está sufriendo Cadel Evans en este Tour de Francia. Subiendo cuatro de los puertos más importantes de los Pirineos, donde se han vivido las mayores gestas, el australiano ha vuelto a fallar. Nadie marca las diferencias en la edición de este año, ningún corredor ataca, sólo a cuentagotas hemos podido ver algo de emoción. Esperemos que el próximo año con la vuelta de Alberto Contador y Andy Schleck el Tour vuelva a recuperar todo el espectáculo que le ha faltado en éste. El único ciclista que intentó ayer algo fue el italiano Vincenzo Nibali a falta de tres kilométros para coronar el último puerto, pero no pudo reventar la carrera. El británico Froome le cogió con facilidad y después Wiggins, que dio un puñetazo en la mesa. Ayer tampoco es que me llevara una decepción, si los corredores no atacan es porque verdaderamente no pueden.
Los que parece que este año están más contentos son los franceses. Ayer Thomas Voeckler volvió a ganar y además se enfundó el maillot de líder de la Montaña. Sin embargo pienso que pese a los triunfos, al aficionado galo le está faltando que Pierre Rolland hubiera hecho algo más, ya que llegaba con un cartel de bastante mayor peso del que ha tenido. Pocas o ninguna novedad espero para la etapa de hoy. Las fuerzas ya están muy justas, los que ayer sufrieron hoy lo volverán a hacer. La cuarta plaza será la mayor batalla, con el podio ya más que decidido.