Un precio fuera de mercado
Ni 45 millones ni 40. El Madrid no pagará esa cifra por Modric. Lo saben los propietarios ingleses y lo sabe el jugador. Por el momento, la operación está en el punto que quiere el comprador. Cuando un futbolista da el paso para ser traspasado ya no hay marcha atrás. Y Modric lo ha dado. Eso no asegura que acabe de blanco, lo que garantiza es que su club está obligado a negociar. El riesgo que corre el centrocampista es que finalmente sea vendido a otro equipo. Pero dudo que ese tercero en discordia quiera en su plantilla a alguien que de forma pública y privada ha mostrado su preferencia por jugar en el Madrid.
Hay un segundo aspecto fundamental. El Madrid necesita vender. Lo ideal sería colocar a Kaká, por lo que supone de ahorro en la ficha anual. Pero no se descartan otras operaciones. Sin esas salidas, lo de Modric resulta inviable, aunque al final el precio se ajuste al mercado. Por todo ello estamos ante una operación que se prolongará durante días. La ventaja que tiene el Madrid es que su plantilla está hecha. Modric, desde el principio, se ha considerado un complemento de lujo. Distinto es que su puesto no estuviera cubierto, que fuera necesario contratarle cuanto antes para que entrara en la dinámica que el grupo ha trabajado en los dos últimos años porque debe asumir unas responsabilidades en el juego. Pero no es el caso.