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Gran victoria con una fea celebración

Ayer vi en 'Más Que Motos' una entrevista con Mercedes Milá (en su día, la mejor periodista de motor en España), en la que le preguntaban a qué piloto prefería, si a Dani Pedrosa o a Jorge Lorenzo. Mercedes, sobrina de Leopoldo Milá, creador de la Montesa Impala y la Cota 247, los describió como dos personas que no tenían nada que ver, dos polos opuestos, y que prefería no decantarse por ninguno de ellos, aunque se le notó una cierta preferencia por el mallorquín cuando afirmó que le recordaba al británico Barry Sheene. No sé si Jorge habrá visto el programa, pero semejante comparación, viniendo de una persona con un gusto tan exquisito por este deporte, es de largo lo más halagador que jamás he escuchado a nadie sobre su persona.

Sheene, dos veces campeón de 500cc y, si no hubiera existido la norma de descontar los peores resultados de 1971, lo hubiera sido también de 125cc por delante de Ángel Nieto, fue un fenómeno de masas y pionero del márketing deportivo. Para que lo entiendan, un Rossi de la época. Como piloto yo creo que Lorenzo es superior al inglés, mucho más fino, aunque quizá menos espectacular. Barry era un encantador de masas, mientras que Jorge, aunque lo intenta, no lo consigue. Por ejemplo, el feo gesto de ayer de celebrar la victoria antes de cruzar la meta. Jorge lo hizo de fábula en Mugello, sin un fallo, algo que en este circuito tan técnico sólo unos pocos afortunados se pueden permitir, pero lo estropeó con ese aspaviento que no venía a cuento.