Un símbolo en el corazón de Italia
Hace diez años tuve la suerte de asistir en Glasgow al triunfo del Madrid frente al Bayer Leverkusen en lo que fue la última Champions que ganó el conjunto madridista. Me impresionó la personalidad de Casillas. Fue uno de los héroes cuando entró en lugar de César. En aquella mágica noche nadie podía imaginar, sobre todo en Italia, que el joven portero pudiera ganar dos Eurocopas y un Mundial con España, más allá de lo que ya ha conseguido con el Madrid.
Iker es hoy el capitán, el verdadero número uno de una selección que es la mejor de Europa y del Mundo. Pero Iker es mucho más: es un símbolo como lo fue Zoff, campeón del Mundo hace 30 años en Madrid, como lo ha sido Buffon, campeón del Mundo hace seis años en Berlín. Los porteros tiene una magia especial y Casillas ha añadido a estas características una calidad única por la cual hoy es apreciado en Italia: su deportividad antes, durante y después de la final de Kiev. El abrazo con los italianos y la petición al árbitro de acabar con la corrida han sido la guinda final. Por esto, Iker ya está en el corazón de toda Italia.