Una espera que no ayuda al que llegue
Ni que decir tiene a estas alturas de esta película que la espera, la tardanza con la que se está gestionando el cambio de guardia en el banquillo de NC, además de innecesaria es absurda y ridícula. Pero dicho esto, lo preocupante del caso, insisto más allá de lo ridículo que es andar escondiendo al nuevo míster como si estuviéramos hablando de Mourinho, Guardiola o el mismísimo Del Bosque campeón de todo, lo preocupante es que el que aterrice el jueves después de que el Papa Grana tenga a bien comunicarlo públicamente, es que apenas va a disponer de cinco días antes de ponerse a la faena. Cinco días en los que tendrá que ponerse al día con Chuti Molina y Víctor Alonso de quién es quién en el club, en el vestuario... Porque sí, ya les avanzo que o mienten de lujo (que no lo creo) o los que aquí están no tienen la certeza del elegido. Ese Míster X que es el primero al que la larga vigilia no le va a ayudar en nada. Ya es sólo cuestión de horas, pero me da que en el momento en el que se dé a conocer el nuevo entrenador ni se va a cortar la Gran Vía ni tampoco van a formarse colas en las taquillas de NC para renovar los abonos. Es más, probablemente el nuevo nombre, y ojo, más que por la identidad del investido al que indudablemente se le desea lo mejor, por la tardanza, difícilmente va a llenar de primeras.
En el mundo taurino se dice aquello de tardes de expectación, tardes de decepción. En fin; que lo único bueno es que ya queda menos. Que Dios reparta suerte y que la espera cuaje.