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El Cholo se ganó que le hagan caso

Suele suceder que uno regrese de vacaciones con las pilas cargadas, la maleta a reventar de planes y un optimismo que ni la lechera camino de la fuente. No es diferente el Cholo, que se ganó como recurso de urgencia la oportunidad de convertirse en solución permanente. La Champions, los fichajes que sí, las ventas que no... Todo claro en la cabeza hasta que uno se sienta con los dueños y empieza a exponer su castillo en el aire ante una inquietante mirada de póker. "Ya veremos". Esa es la fatídica frase que espera a Simeone. "Ya veremos" significa "siéntate y ve trabajando con lo que tienes; haz un plan A, uno B y así hasta Z y el 1 de septiembre sabremos cuál vale". Nada nuevo. El 3 de julio es al Atleti lo que la boda a un matrimonio: una fecha que no otorga garantías de futuro.

Al Cholo le han dado tres fichajes (Cebolla, Emre y Cata) que son refuerzos como suplentes pero no como titulares; se ha sacado un dinero por el tercer central (Domínguez) aun a costa de enfadar a la afición por cuestiones sentimentales, y se ha retenido un año más a Courtois. Todos movimientos razonables y, excepto el del portero, menores. ¿Y ahora qué? Cualquier cosa. Simeone cuenta con Salvio, pero si alguien llega con 8 millones, puede despedirse. Riesgo aplicable a las estrellas (Arda, Adrián y Falcao) en un in crescendo de precio, dificultad y estragos. Nadie está a salvo. Y cualquier venta repercutiría en las llegadas: sólo a un ingenuo le sorprendería que el 31 de agosto sigamos hablando de Diego. Conclusión: bienvenido, Cholo, y ojalá no te rompan el cántaro. Es lo justo.