El espantoso ridículo de Toro Rosso

El espantoso ridículo de Toro Rosso

He preferido mantenerme prudente respecto a Toro Rosso por aquello de no parecer partidista. Para esta temporada, la escudería filial de Red Bull decidió prescindir, con muy malas formas, de sus dos pilotos titulares y sustituirles por una pareja formada por el australiano Ricciardo y el francés Vergne. Uno de los damnificados de esta criba era español, Jaime Alguersuari, así que el asunto escoció entre los seguidores de la F-1 en este país, no tanto por la nacionalidad del piloto sino por lo injustificable e incomprensible del relevo. Pero, a fin de cuentas, Red Bull y sus equipos son empresas privadas que hacen lo que les viene en gana con sus intereses, así que poco más se puede hacer que opinar sobre tales determinaciones.

Pero llegados a este punto de la séptima carrera de la temporada 2012, quizá es el momento precisamente de opinar, el único consuelo que nos queda. Y a la vista de las estadísticas (pocos aspectos más objetivos hay) el fracaso de Toro Rosso es clamoroso. Sus dos pilotos actuales llevan, exactamente, la mitad de los puntos que habían cosechado a estas alturas Buemi y Alguersuari en 2011. Su sustitución, por tanto, parece poco acertada y se antoja más un capricho de algún indocumentado que una decisión coherente y justificada. Insisto, es su empresa y su equipo, así que pueden hacer lo que les parezca oportuno, pero por la misma regla de tres a mí no me van a quitar la satisfacción de decirle al Doctor Marko, o a quien corresponda, que ha metido la pata hasta el fondo. No sé si alguien le pedirá responsabilidades al respecto, pero el ridículo ya lo ha hecho...