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Los héroes son Navarro y Mickeal

Navarro está cojo. Muy cojo. Ni lo disimula para no animar al rival ni se queja para tener excusa. No lo necesita. Arrastrando un pie, anotó 21 puntos y sostuvo al Barça en el partido cuando el Madrid volaba. Porque Navarro es descomunal. Pete Mickeal tiene 34 años y se le notan. Durante toda la temporada ha mostrado un declive digno, pero constante. Sólo ha disputado 24 minutos por partido y sin dominarlos de cabo a rabo como solía. Hasta ayer. Ayer jugó 32' y levantó a los suyos cuando estaban entregados (13 abajo a falta de 6 minutos) con 8 puntos claves en la remontada. Porque Mickeal siempre está a la altura de las circunstancias. Siempre. Un grande.

Gracias a ellos dos (y a Lorbek antes), el Barça acabó con la sensación de ser peor, pero controlar la situación. Aparente contradicción que no es tal. Un gran equipo lo es por lo bien que es capaz de jugar cuando es superior y por lo que se resiste a morir cuando es inferior. En una situación clónica a la que vivimos en la NBA, el Barça (como Celtics y Spurs) ya ha estado aquí, ya ha vencido mil batallas y sus veteranas estrellas van a aprovechar cualquier rendija para seguir respirando. Falta por saber si el Madrid se derrite como Miami o, como apunta Oklahoma, está preparado para dar el paso más difícil: de talentoso aspirante a campeón.