Sobre el carisma y el rectificar
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Hace tres días, entusiasmado por el rosa de Purito, escribí que nos encontrábamos ante el ciclista español más carismático desde Pedro Delgado. Los chavistas no tardaron en protestar. Y son legión. Consciente de mi exceso, hice lo habitual en estos casos: no bajarme de la burra. Discutí sobre la etimología del término "carisma" y sólo retrocedí cuando me invitaron a comparar el palmarés de ambos ciclistas. Entonces me asistió Ezquerro, fiel compañero. Fue él quien me demostró que Purito tiene un currículo más prestigioso, lo que terminó de convencerme de una realidad incuestionable: el Chava tenía más carisma.
Asumido mi error, quizá el próximo fin de semana no lo consideremos tan grave. Lo señalo porque Purito afrontará de rosa las seis últimas etapas y, visto lo de ayer, el rival más temible se llama Cronometro Individuale y no nos atacará hasta el domingo. Tal vez entonces, con los medios volcados en el Giro, podamos advertir que el encanto de Joaquín Rodríguez no anda tan lejos del poder de seducción del Chava. Yo, como ven, sigo en mis trece.



