Cervinia, etapa reina sin corona

Según Martinelli, mánager del Astaná, la jornada de hoy podría resultar más decisiva que la del Stelvio, penúltima etapa del Giro. Los antecedentes en Cervinia le dan la razón. En 1997, Gotti aventajó a Tonkov en 1:46 a los pies del Monte Cervino y en esa diferencia basó su triunfo final. La subida es larguísima (28 km) y reúne las clásicas dificultades de la altitud asfixiante (2.001 metros) y el kilometraje generoso (206). ¿Qué puede hacer Purito ante ese monstruo? Lo primero, contenerse. Otras veces le hemos visto cebarse tras las ruedas de los escaladores explosivos y Purito, a pesar de su físico, no es tal cosa.

Una vez contenido, resultaría interesante acoplarse al treno de Liquigas. Allí viaja Basso, ciclista experto y diésel. Buena sombra, por tanto. A partir de ese planteamiento inicial, Purito debería fingirse débil o fuerte, según convenga, desconcertar a los rivales y destrozar nuestros nervios. Si la carrera se convierte en un simple levantamiento de pesas, perderá. Sus opciones (no muchas) pasan por transformar el concurso de fuertes en concurso de listos. Tocomocho en los Alpes, de eso se trata.