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Entre el fin de ciclo y el FIN

Los ojos de Munitis ayer en El Sardinero reflejan claramente el momento por el que está pasando el equipo de su vida. Que el Racing vive un fin de ciclo, en lo deportivo, es indiscutible. El equipo se ha hecho viejo y se ha roto. Los últimos años han sido, con dos semifinales de Copa, una clasificación europea y 18 de las 19 últimas temporadas en Primera, los mejores de la historia. Y el núcleo duro de los que lograron llevar 4.000 personas a París lo han formado Toño, Pinillos, Colsa, Serrano y Munitis. The big five. 1.057 partidos en el Racing les contemplan. Serrano se fue en enero, llorando y sin contar; Toño salió insultado y llorando el domingo; Munitis, también con lágrimas, dijo adiós en la sala de prensa ayer; el martes Pinillos rompió su contrato en silencio y Colsa ya es historia y ni ha podido despedirse.

Eso es un fin de ciclo. Feo, desagradable, mal gestionado por todos, incluidos ellos, pero, bueno, en el fútbol esas cosas pasan. Di Stefano, Raúl, Guardiola..., tantas leyendas han salido por la puerta de atrás que no sorprende. El problema en el Racing es más grave. El descenso no es el final. Ha bajado ocho veces antes y siempre volvió. El problema es que una venerable institución con 99 años de vida está al borde del FIN. Total. Definitivo. Kaputt. Y no por la ruina económica, que con el Concurso de Acreedores esta ordenada y es asumible. No. El drama es que si hoy, o mañana, testaferros de Alí asaltan el club blandiendo unas acciones que no están pagadas, el Racing queda al albur de que un día este liante profesional haga mutis por el foro (o le enchironen en cualquier parte).Y el club quede sin firma. Y muerto.