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Quique Sánchez Flores

Historia de dos estilos

La historia: siempre que se habla de una final, el empeño está en poner por delante la historia, casi como si los años fueran la primera pedrada en el ojo que debe recibir el oponente. A veces funciona. En este caso, la historia es otra cosa. Los estilos: Los equipos que alcanzan éxitos viven paralelamente la historia con su entrenador y son un espejo donde se reconocen unos y otros. El Atlético es físico, coraje, obstinado por defender o ganar cada palmo de terreno, peligroso si repliega porque prepara una salida en bloque y amenazante si te achica cerca de tu área, porque esconde la pelota hasta lanzarla al área donde, con seguridad, hay un tipo que, con la cintura, va creando el espacio donde saltar y conectar el remate. El Atlético es prosa pura, fútbol clásico. Es el Cholo.

El Athletic es otra cosa, es un mensaje al aire que reúne a miles de adeptos, los primeros, sus jugadores. Sí, porque se divierten y mueven, ya sea para tocar o distraer. Se asocia, se distingue, juega el fútbol de la calle en el campo y eso suena bien. El campo tal vez demasiado largo como para digerir bien las transiciones, pero lo resuelven con la energía de la juventud y con un punto de riesgo e inconsciencia necesario para equilibrar el sistema. Muniain y Herrera dibujan el juego, Llorente lo consagra. El Athletic es verso, es el mensaje al aire. Es Bielsa.