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El Racing:un imán para frikis

Tiene difícil explicación que un club que cumplirá 100 años el próximo 23 de febrero, uno de los diez fundadores de Primera en 1928 y que durante gran parte de su historia ha sido la normalidad personificada, sea en los últimos tiempos un imán para frikis. Ni tan siquiera la ciudad, mediana, tranquila, nada dada a la extravagancia e, incluso, con la más pequeña colonia extranjera de todas las poblaciones con equipo de Primera, parece ser el ecosistema ideal para que se den especímenes del tipo Piterman o Alí Syed. Pero se dan.

El problema es doble. Estos tipos folklóricos llegan, hacen gracia, pero de inmediato se sienten en Cantabria como un pez fuera del agua. Santander no es cosmopolita y acabó resultando que el ucraniano y el indio tuvieron que salir corriendo, perdiendo, además, un montón de dinero. Eso sería lo de menos (Piterman logró salir en pelotas en Interviú y a Alí le vieron bailando la conga en todo el planeta) si no hubieran dejado al Racing al borde de la desaparición. Para salvarle de Dmitry acabó llegando Alí, y para evitar que el indio le dé la puntilla ya solo falta rezar o llamar a la Legión. Y lo más alucinante es que el tío es el dueño sin haber pagado las acciones.