El incentivo de la final de Múnich
Será difícil para el Bayern por la temida atmósfera del Bernabéu, pero hay varios factores que pueden contrarrestar eso. El primero, que la final de esta edición se juega en Múnich. Eso es un gran incentivo. Múnich ya está empapelada con carteles de la final. Los hay por toda la ciudad, y los jugadores han podido verlos durante estos días. También la emoción de la gente por ese hecho. He escuchado varias veces aquí que en Múnich existe odio por el Madrid. ¡No es así! Hay un gran respeto. En serio. De hecho, ahora mismo se considera al Barcelona como el gran rival a batir porque se le ve como el equipo top en el mundo. Y el Madrid, por así decirlo, es considerado como un igual. Eso dejando aparte las muchas historias de rivalidad anteriores.
En lo deportivo, el Bayern viene con la idea fija en la cabeza de que hay que marcar un gol para pasar. Ese es el mensaje que se le ha repetido una y otra vez a los jugadores. Rummenigge lo ha vuelto a decir ante los medios antes de salir desde Múnich a Madrid. A ver cómo responde el Bayern ante la presión. Bastian Schweinsteiger no parece un líder como los de antes, como Kahn, capaz de chillar y batirse con los rivales sobre el campo. Ribéry es el jugador más en forma, sin duda, pero eso sirve para el juego, y no para el vestuario. En Alemania se le ve como un payaso, en el buen sentido de la palabra. Esa persona que siempre está haciendo bromas... aunque cambie radicalmente en el campo.
Hanna Schmalenbach es redactora de la Agencia DAPD.