NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Optimistas que abrieron el cielo

KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima pero no les vemos. El combustible se está agotando" Éste fue el último mensaje recibido de Amelia Earhart a los mandos de su avión en el guardacostas norteamericano Itasca a las 19:30 GTM del 2 de julio de 1937 cerca de la isla Howland, en pleno océano Pacífico. Se encontraba muy cerca de completar el reto que se había propuesto: dar la primera vuelta al mundo siguiendo la línea del ecuador. Lo que ocurrió después a Amelia y su compañero de aventura Fred Noonan ha sido un misterio que quizá logre desentrañarse por fin.

Terminaba de forma trágica la vida de una de las más famosas pioneras que se sumaron a las hazañas de una incipiente aviación. Amelia fue la primera mujer en cruzar el Atlántico y luego la primera en hacerlo en solitario, la primera en volar desde Hawai a California (diez pilotos habían muerto antes intentándolo) y la primera en realizar un viaje que le llevó de Los Ángeles a Ciudad de México y luego a Newark, en la costa este de EE UU. 75 años después de su desaparición, una organización norteamericana dedicada a la recuperación de aviones antiguos va a poner en marcha una expedición para dilucidar definitivamente lo que ocurrió en realidad a Earhart. En un nuevo análisis de una foto tomada durante las labores de rescate de 1937 (una gigantesca operación propiciada por el presidente Roosevelt que implicó millones de dólares, 9 barcos y más de 60 aviones) han visto lo que podría ser un tren de aterrizaje sobresaliendo en un arrecife en la isla Nikumaroro. La vicepresidenta Clinton se ha implicado personalmente en el proyecto de saber lo que le ocurrió a quien ella ha incluido entre aquellos "optimistas sin miedo" que definieron la Norteamérica del siglo XX. Sin duda, aquellos pioneros de la aviación representan lo mejor del espíritu aventurero del pasado siglo.

Una página de la exploración en la que varios españoles escribieron páginas imborrables en la edad de oro de la aviación junto a mitos como Lindberg o la propia Earhart. Hombres como Ramón Franco y sus compañeros de tripulación del Plus Ultra, que volaron por primera vez entre España y América en 1922, el comandante Loriga, que culminó un raid de 33 días entre Madrid y Filipinas en 1926, o los desgraciados Barberán y Collar, quienes desaparecieron, no se sabe a ciencia cierta por qué, en las costas de Yucatán tras culminar con éxito en 1933 un vuelo entre Sevilla y Cuba.