Ahora a la espera de un milagro
El futuro del Sporting se presenta excesivamente complicado, con la única posibilidad de aferrarse a las matemáticas. Nivelar siete puntos de diferencia en ocho jornadas parece una empresa más que difícil, aunque la ilusión no puede perderse y la esperanza seguirá hasta que los números certifiquen el final de una situación que se veía venir desde la pretemporada. En el futbol las cosas no suceden de forma espontánea. Suelen tener un fundamento. La planificación de la plantilla fue un cúmulo de errores, con decisiones empecinadas por Emilio de Dios, director deportivo recientemente destituido. Por otro lado, la pretemporada ya hacía presagiar un futuro oscuro, pero más todavía el inicio de la competición, en la que las alineaciones de Preciado dieron muchos tumbos.
Desde hace muchos meses, el Consejo tenia claro que Preciado ya no era el técnico adecuado. Sin embargo, a su estela popular y a su facilidad para el discurso populista se sumó el deseo de Manuel Vega-Arango de evitar revueltas populares, apoyadas en las redes sociales, ya que el presidente valoraba que la paz social era un buen respaldo para la entidad. Con el tiempo se aprecia que no haber tomado decisiones con antelación fue un error, que acaba con una situación en la que sólo un milagro puede evitar el descenso. El Sporting paga las consecuencias de un trabajo mal hecho y mal planificado. Conviene que sirva para no repetir estas equivocaciones en un futuro inmediato, con la premisa de que el paso por la categoría de plata no sea superior a un año.