Diego Costa no pudo ser el talismán

Diego Costa se trasladó a Vallecas en enero, junto a Joel, Pulido y Armenteros. Del Rayo le conquistó su filosofía de juego, su vestuario y su afición. Ese público al que supo ganarse desde el mismo momento de su debut, con un gol a la media hora de saltar al campo. Veni, vidi, vici. La Romareda fue el primer estadio en caer y entre sus víctimas se encuentran Getafe, Levante y Betis. Desde aquel estreno soñado, se ha convertido en el fichaje invernal más rentable: seis tantos en 540 minutos, por lo que el delantero sale a un gol por partido. De ahí que ya aceche su mejor registro anotador: las nueve dianas conseguidas con el Albacete.

Hasta ahora, el brasileño estaba siendo el talismán del equipo. Siempre que Diego Costa veía puerta, el cuadro franjirrojo conseguía los tres puntos. Sin embargo, La Rosaleda truncó esa máxima, merced a un Málaga que presenta sus credenciales para la Champions. Aún así, el Rayo sigue remando sin descanso con la permanencia como primer puerto y con Europa en el horizonte. Un sueño para la afición, un destino no tan lejano...