El jugador contra los elementos

Lassana Diarra lo tenía todo para fracasar en el Real Madrid. Para empezar llegó en diciembre, cuando la ilusión de los fichajes se transforma en sospecha. Sin apenas nombre (de hecho se lo cambió), costó 20 millones. Y para colmo de males el fichaje se cerró durante la presidencia de Ramón Calderón. Añadan su patológica introversión y su absoluta ausencia de glamour. E incorporen algo más: su desplante a Mourinho el pasado verano. Bien, pues el futbolista de los días contados ya suma tres años y tres meses en el club. Y sin contestación.

Hay que saber jugar bien al fútbol para sobreponerse a tanto inconveniente, incluido el huracanado orgullo del entrenador. Hay que ser especial para ganarse al Bernabéu sin guiñarle un ojo. Hay que ser listo para aprender a ser paciente pasados los 25. Eso es Lass, poco nombre y poco fiero para jugador tan bueno y feroz. Lo pueden leer en la entrevista del gran Hermel. Lass ya acepta con gusto jugar de lateral. Ya no le ofende la suplencia (no tanto). Ya se explica y ya se abre, aunque todavía se asome por una rendija. Creo que no ganaría mucho dinero si apostara aquí y ahora que, en los grandes partidos que aún debe afrontar el Madrid, Lass encontrará hueco en el equipo titular. Y sin contestación.