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Reencuentro con Mister Hyde

No es ningún secreto que el Sporting tiene dos caras que suele mostrar con demasiada frecuencia. Si ante el Sevilla vimos un equipo con raza, comprometido, concentrado y ambicioso, en Granada fue todo lo contrario. De entrada, los errores defensivos fueron letales. La apertura de la barrera en el primer gol, cuando sólo se habían consumido dos minutos de juego, es una acción preocupante, lo mismo que el desajuste defensivo de la jugada del segundo tanto granadino. El estilo del equipo andaluz era bien conocido, con el toque que tiene por las bandas, y las incorporaciones de dos laterales ofensivos, sobre todo en su campo. También se sabía de la presión que el Sporting iba a encontrarse en un campo que tiene un trato agresivo con los visitantes.

Las matemáticas no fallan, pero el margen es cada vez menor. El triunfo sobre el Sevilla había despertado el optimismo rojiblanco porque se veía más cercana la zona de permanencia, pero la derrota de Granada produjo el efecto contrario, principalmente por la floja imagen dada. Clemente sorprendió con algunos detalles, como la alineación de Pedro Orfila de central, con Iván Hernández, más experto, en el banquillo. El mayor problema fue que los goles regalados madrugaron. Haber aguantado el primer cuarto de hora a los andaluces hubiera transformado la presión ambiental en nerviosismo. Esta vez, el doctor Jekyll volvió a ser mister Hyde. Ante el Mallorca se juegan otros tres puntos clave para seguir con el sueño de la seguir en Primera.