El brasileño nunca se dio por vencido
Cuando uno ha atesorado el suficiente dinero para él y las diez próximas generaciones, el aferrarte a un contrato carece de sentido. Cuando has ganado la Champions y el Balón de Oro, entre otros trofeos, la ambición por seguir levantando copas no te ciega. Kaká está empeñado en triunfar en el Madrid porque desde siempre quiso jugar en este club. Su primera exhibición en el Bernabéu fue antes de fichar por el Milán, en un partido por el centenario del Madrid que enfrentó a los blancos con una selección mundial. La euforia con los Galácticos, frenó su llegada.
Más duro ha sido vencer a las lesiones. Cada uno tiene un límite para soportar el dolor. Kaká supera la media. Eso le ha jugado una mala pasada. Se equivocó jugando lesionado el pasado Mundial. Ya lo ha pagado. Pero aquello acentuó sus ganas de triunfar en el Madrid. Otro hubiera optado por un retiro dorado en el fútbol francés o catarí. Allí no tendría que exponer su físico frágil. Las exigencias en cuanto a títulos serían otras. Y no digamos ya la benevolencia del público. Mourinho y Florentino han sido sus grandes confesores. Ambos están impresionados con la fe que ha tenido por volver a ser uno de los mejores. El momento ha llegado.