El éxito del Gescrap, una lección
En el deporte hay tendencia a radicalizar sentimientos. Pero no siempre la victoria de un equipo implica el fracaso de otro. Para el actual y joven Real Madrid, el éxito del Gescrap Bilbao no debería suponer motivo de abatimiento, sino un acicate, un ejemplo a seguir en el futuro. Katsikaris y su aguerrida milicia espartana han demostrado lo lejos que se puede llegar cuando se pone en la lucha veteranía, oficio, implicación y coraje. El Real podrá tener más talento y más proyección, pero el Bilbao combina de forma admirable madurez con ilusión. Son gladiadores con mil batallas a su espalda que otearon su opción de gloria y la han hecho realidad con tenacidad admirable. De poco vale ahora, para el Madrid, preguntarse si fue un error prescindir de líderes de vestuario y cancha como Mumbrú, Hervelle o Raúl López, o si Dor Fischer aportaba la intimidación que tanto necesita el juego interior merengue.
Mejor aplaudir al ganador y asumir la lección recibida. Es bueno para el baloncesto español que aumente la cifra de clubes poderosos. Eso sin olvidar que en la plantilla de Pablo Laso hay también hombres de carácter (Llull, Reyes, Pocius) en torno a los cuales formar piña, fijarse objetivos y sacrificarse al máximo para alcanzarlos. Justo lo que acaban de hacer los ya históricos hombres de negro de Miribilla, que ya desde la campaña anterior se han erigido a la vez en verdugos y maestros para los hombres de blanco.