El futuro sí tiene solución

El futuro sí tiene solución

Una vez que el foco canceroso del Real Zaragoza derivó primero en metástasis y ahora en muerte clínica -la biológica sólo la están retrasando las matemáticas-, el presente, por doloroso y cruel que sea, hay que intentar desplazarlo del primer plano para dejar paso al futuro. Porque es el futuro lo que hay que empezar a conquistar, a ser posible desde mañana mismo, aprovechando el tiempo de maniobra que va a conceder este anticipadísimo descenso a Segunda. Es el momento de sentar las bases de la resurrección de un club al que Agapito ha pulverizado con su incompetencia y su ventajismo. El momento de forzarle a vender o de hacerle una oferta de compra.

Porque mucho peor que descender sería no regresar dentro de un año a Primera, y en manos de este propietario es imposible que el Real Zaragoza lo consiga. Si continúa el soriano, el Zaragoza languidecerá en Segunda varios años y correrá hasta el serio riesgo de acabar en Segunda B o de desaparecer. No debe relajarse ni la denuncia ni el rechazo social, ni tampoco las iniciativas judiciales, pero los que están interesados en comprarle a Agapito sus acciones deben abrir ya la negociación. Lo demás, por desgracia, es tirar con pólvora del rey.