Un despido improcedente e incoherente
Han pasado dos meses desde que Helmut Marko prescindió de Jaime Alguersuari y sigo echando en falta una explicación convincente del porqué de su relevo. Y no la hay porque su despido es improcedente e incoherente. Meses antes, personajes realmente importantes en la F-1, como Martin Whitmarsh, Domenicali o Ross Brawn, le elogiaban y le señalaban como una de las revelaciones del año, palabras que el Doctor decidió desoír. ¿Y por qué? Ni idea, ninguna explicación de peso, todo ha quedado en palabras caprichosas y superficiales.
Helmut lleva dedicándose a esto de buscar promesas desde principio de los setenta y desde entonces sólo ha encontrado una, es decir, que los diagnósticos del Doctor no son muy fiables. Pero no sólo Marko ha fallado a Jaime, también la F-1. ¿Se imaginan que cualquier millonario pudiera adquirir un puesto de titular en el Real Madrid o en el Barça? Pues esto ya sucede en la F-1, un mercadeo de volantes que por ahora ha enredado la carrera de Alguersuari y que puede acabar con la F-1, porque el talento no se compra, se tiene.