Yo digo Tomás Roncero

Sandoval y la sangría de Vallecas

Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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El Rayo, aunque no quiera decirlo Sandoval, está más cerca de la Champions que del descenso. Su animosa afición se ha pasado muchos años esperando rescatar aquella leyenda del Matagigantes que nos enamoró a todos, incluidos los madridistas, en aquella inolvidable temporada (1977-78) en la que los grandes mordieron el polvo en Vallecas (la racha la cortó el Salamanca, que empató 3-3 un partido que tenía perdido: 3-1). Era un Rayo de matinal de domingo, bocata resacoso bajo el sol y buen tinto...

En el once formaban Alcázar; Anero, Uceda, Tanco, Nieto; Fermín, Landáburu, Guzmán; Alvarito, Rial y Palín González. Potele y Felines contaron poco y se despedían tras ser las banderas del club. Ahora, Sandoval está recuperando ese orgullo rayista extraviado entre fracasos deportivos e intervenciones judiciales. Es un tipo capaz de hacer creer a un ejército de hormigas que un elefante es vulnerable. Él sabe que para su Rayo jugón y talentoso (y más tras la llegada de Diego Costa), el Madrid no es una misión imposible. Y eso que en Vallecas está su talón de Aquiles. De 33 puntos disputados, ha dejado escapar 20 (seis derrotas y un empate). Pero Sandoval lleva muchos días preparando la utopía. Yo no me fío. Pedazo de entrenador, pedazo de equipo. En fin, el Rayito.

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