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Coentrao, un preso de su precio

Desconfío de los fichajes de autor, aquellos que, pensando bien, le sirven a un presidente o a un entrenador para presumir de ver antes lo que los demás ven después. A veces sale bien. Stielike o Pantic cargaron de razón a sus descubridores. Y casos como aquellos justifican que los técnicos tengan cierto margen de maniobra para elegir algunas piezas. La cuestión es que el precio no desborde el capricho. Porque los mentores pasan y las fichas de los recomendados quedan (recuerden a Baljic). Mourinho pidió a Coentrao y el Madrid pagó 30 millones sin rechistar por un futbolista cuya posición natural transcurría entre Marcelo y Cristiano sin ser mejor que ellos. No había nada que remendar ahí, más allá de hallar un suplente que refrescara a ambos a precio módico.

Pero aquí, sospecho que por no contrariar al técnico, investido también en mánager general, primero se pagó y luego se buscó el porqué. Sin vacantes en su plaza, Coentrao comenzó de mediocentro. Pero los había mejores para ese papel. Luego Mou probó con él en la derecha sin que tampoco echara la puerta abajo. Y ahora le quita algún partido a Marcelo bajo la justificación de que defiende mejor que el brasileño. Justificación que echó por tierra en Moscú, con un partido gris oscuro arriba y abajo culminado con una falta prescindible que provocó el empate. Apunta a jugador útil, dinámico y comprometido, pero resulta imposible despegarle de su precio. Y eso le coloca permanentemente bajo sospecha. La misma que acabó no hace mucho con Chygrynskiy.