La conjura del chocolate se quedó a medias en Moscú
El Athletic ha llegado a la final de Copa con un ritual muy particular que quiere extender a la Europa League. No se sabe muy bien a instancias de quién -aunque si apuntan a Herrera, Muniain o Javi Martínez no estarían descaminados- los rojiblancos comenzaron a reunirse la noche anterior a los partidos en una de las habitaciones del hotel en el que estaban concentrados para preparar un Cola Cao comunitario. Y les fue tan bien que ahora, si alguna vez coincide con ellos en un hotel, no debería hacerse preguntas extrañas cuando vea a un grupo de rojiblancos entrar a coro en un salón reservado o en una habitación, que lo mismo da, para hacerse fuertes alrededor de una taza de chocolate.
En el frío invierno de Moscú, donde cualquier bebida caliente es casi tan agradecida como unos buenos calcetines térmicos, la conjura de los rojblancos se quedó a medias. Pintó bien el partido durante un rato muy largo para los de Bielsa en el Luzhniki, pero el Lokomotiv demostró que para dejarle atrás hará falta un empujoncito más del que da un trago de chocolate. La eliminatoria llegará muy viva a San Mamés, donde el Athletic saldrá advertido de lo que son capaces de hacer los rusos. ¡Hay partido!