Su cautela es síntoma de victoria

Mourinho ha aprendido la lección. Humilde cuando le preguntan por su Madrid ("nosotros nos dejamos cinco puntos en dos días en los campos del Levante y del Racing, así que no veo la Liga más cerca") y The Special One cuando tiran de cuestionario en torno a su persona ("en 2010 merecí el Balón de Oro cien por cien porque gané un triplete con el Inter"). El portugués ya no se baña en aguas pantanosas consciente de que en Valdebebas y el Bernabéu tiene a su disposición dos lujosos jacuzzis donde su sabiduría y su intachable profesionalidad en la rutina diaria lo han convertido en el técnico más valorado y respetado por los futbolistas.
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Toca hablar en el campo y Mou lo sabe. Cuando tienes en tus manos un arsenal formado por Cristiano, Higuaín, Benzema, Özil, Xabi, Kaká, Di María, Ramos, Pepe, Marcelo, Casillas o Khedira sólo te queda dar las gracias al cielo por haberte dado la oportunidad de entrenar el mejor equipo de todos los tiempos. Por eso, el portugués fue ayer generoso con Cristiano y le tapó en su comparecencia. Sabe que el chaval se equivoca no celebrando un gol en el Bernabéu (eso es como no persignarse cuando entras en una iglesia), pero le perdona ante el ojo público porque asume que el orgullo del crack le lleva a esos terrenos en los que el 7 sufre más que nadie...
Esta noche hay media temporada en juego. No exagero. El Madrid defiende corona y no renuncia a nada. Es el momento de hablar en primera persona y sin titubeos. Míster, tú mandas.



