Aquí no hay cien días de gracia
Simeone acabó contento en Málaga. Muy mal ha tenido que ver al equipo para que se conforme con tan poco. La gran preocupación de los atléticos, que es la falta de creación en el medio, parece un problema secundario en estos inicios. Solidez defensiva, entregar el balón al contrario y buscar a Falcao en una transición rápida. Ese es el tratamiento de choque. Al menos fuera de casa. Decepcionante también ver cómo apostó por jugadores quemados por Manzano. El caso de Salvio sigue siendo un misterio. Si él tiene que ser el que nutra de balones al delantero desde la banda, apañados van. Tampoco Juanfran aprovechó su titularidad. Y lo mismo podríamos decir con la posición de Diego, tan desubicado como en la anterior etapa.
El problema es que no vale sumar de uno en uno para ir a la Champions. De Simeone se esperaba un discurso más ambicioso. Los arrebatos en la banda cuando el equipo perdía un balón no se corresponden con las palabras posteriores, justificando un mal partido. Tampoco con decisiones que tomó al final, sacando tarde a Arda y utilizando a Adrián casi como un cambio para perder tiempo. Mirando las estadísticas del partido, no es para estar orgulloso que en lo único que se destaque sea en las faltas cometidas. Sabemos que lo de meter fuerte la pierna va a ser un sello de identidad del Cholo pero con eso no se ganan los partidos. Tiene con él a la grada, aunque no debería fiarse porque puede acabar pagando los platos que otros siguen rompiendo. Solución: ganar y jugar bien.