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Jaime Alguersuari se merece estar en la F-1

Es muy difícil entender la decisión de Toro Rosso de dejar fuera a Jaime Alguersuari. Decirlo desde España puede sonar a soniquete patriótico, que lógicamente lo hay, pero tan cierto como que no soy del todo imparcial es que este piloto, el más joven de la Fórmula 1, es a día de hoy mejor, o por lo menos no es peor, que el setenta por ciento de la parrilla. Vettel, Alonso, Hamilton, Button y Schumacher son superiores, nadie lo duda, pero no creo que tenga nada que envidiar a Webber, Rosberg o Massa y está por encima del resto. Esto es tan cierto como que el Toro Rosso es un monoplaza de medio pelo, sin más, y muy inferior al Force India, Renault o Sauber.

Helmut Marko, mandamás en la sombra de Red Bull, un tipo mal encarado y ex piloto de F-1 (12 carreras entre 1971 y 1972, cero puntos y un octavo como mejor clasificación), ha preferido a Daniel Ricciardo y Jean-Eric Vergne. Un australiano que asegura la continuidad de este país cuando se vaya Webber, y un francés, nación clave que debe estar presente para que Ecclestone pueda hacer realidad su sueño de montar un GP por las calles de París (¿les suena lo de Karthikeyan y el GP de la India?). Manda la política y ahora España no está de moda. Es de bien nacido ser agradecido y el gran Bernie ya le devolverá el favor al doctor Marko. Alguersuari, por decencia deportiva, tendría que estar en la Fórmula 1.