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Leyendas de Yetis y Duendes

Hace unos días me encontraba en una de esas selvas que a veces aparecen en los cuentos, un bosque impenetrable donde raramente se cuela la luz del sol, atrapada en la telaraña verde que forma la espesura de sus árboles. Uno de esos pocos lugares donde podemos volver a estar rodeados por el misterio y el silencio, roto sólo por el murmullo de algún animal que se presiente, quizás se oye, pero rara vez se ve. Caminaba con otros dos amigos rumbo a la cima de la montaña más alta de Honduras: el Cerro de las Minas. Se trata de una cumbre (2.849 m.) cuyo mayor atractivo natural reside precisamente en encontrarse en ese bosque singular.

Con nosotros venía un lugareño, Toño Melgar, que nos iba contando alguna de esas historias que se repiten en lugares tan distantes y distintos que no puede haber conexión cultural alguna entre ellos pero que, a pesar de todo, se repiten casi invariablemente, del Karakorum al Himalaya, pasando por los Pirineos o las selvas de Honduras, EE UU o Brasil. Nos contaba Melgar, por ejemplo, que él estaba convencido de la existencia de Pies Grandes (el mito de una especie de homínido peludo y de gran tamaño que también aparece en el Amazonas y en EE UU, aquí como Big Foot).

Él mismo se había encontrado con sus pisadas, "de dos cuartas de longitud" y también la huella que había dejado el monstruo al sentarse al lado de un río. En ese caso, "sólo" había visto las pisadas, pero, cuando tenía 15 años y junto con un amigo, afirmaba haber visto al Duende, una especie de Yeti, aunque más pequeño, al que le acompañaban dos perros blancos. Este misterioso ser tiene la habilidad (si es que puede llamarse así) de engatusar a las mujeres y llevárselas a su cueva, donde termina dejándolas embarazadas. La verdad es que, aparte de la curiosidad antropológica y el interés para los aficionados a la criptozoología que suscita tales leyendas, lo realmente atractivo es comprobar cómo, a las puertas del mismísimo K2, un baltí, mi amigo Abdul Karim, me ha contado una historia con similares características. Incluso en España en diversos lugares, como los Pirineos o Picos de Europa o algunos bosques gallegos, historias similares se han estado repitiendo de generación en generación hasta hace bien poco. Justo cuando esos lugares se han urbanizado, se han hecho mucho más accesibles y han perdido todo aquel misterio que les rodeaba.

Los mitos y las leyendas sobre los muchos Duendes y Yetis que en el mundo hay son la respuesta común de los hombres para tratar de explicarse fuerzas naturales que le desazonan y le atraen por igual. Una mezcla de horror y la fascinación de la que habla Joseph Conrad y que nos ayuda a internarnos en el corazón de las tinieblas.