Pablo Laso, el base en el banquillo

Pablo Laso, el base en el banquillo

Hay tres maneras de afrontar un proyecto. Primera: que mande la filosofía de juego del entrenador y, en consecuencia, fichar los jugadores idóneos para desarrollarla (modelos Obradovic o Messina). Segunda: que el entrenador se adapte a las características de la plantilla que le brinda el club (generalmente, equipos modestos). Tercera: un término medio entre las preferencias del entrenador y el material humano disponible. En el caso de Pablo Laso y el Real Madrid creo que estamos ante un ejemplo positivo de la tercera opción. Además, el juego intenso y veloz que le agrada al técnico vitoriano es el idóneo para una plantilla joven y talentosa como la madridista, con dos directores de juego que se caracterizan por la explosividad y la creatividad.

Si algunos bases son la prolongación del entrenador en la pista, Laso es la prolongación del base en el banquillo. Sabe mejor que nadie lo que pueden ofrecer Sergio Rodríguez y Sergio Llull. No intenta convertir torrentes en lagunas. Les exige lo que mejor saben hacer. Por ello, el Chacho Rodríguez, MVP y medalla de oro del Europeo júnior de 2004, emerge de nuevo.