Un presente increíble, un futuro igual
Qué hiciste en verano?". "Poca cosa, descansar unos días en la playa... ¿Tú?". "Nada, tranquilito, ganar nueve medallas". Algún día miraremos atrás y alucinaremos con el palmarés de las Selecciones españolas de baloncesto en estos primeros años del siglo XXI, pero nos tienen tan mal acostumbrados que ahora nos parece casi normal. Y no lo es. Ni mucho menos. La recolección de metales de 2011 es la mejor de la historia, ningún país volvió a casa antes con el cuello así de cargado.
Los famosos Júniors de oro fueron el principio, pero queda claro que no son el fin, como se temió tras la decepción del Mundial 2010. Navarro, Pau y compañía nos guiaron a un nuevo oro y ya nos tienen soñando con los Juegos de Londres, la última cima por conquistar. Pero por detrás llegan Mirotic, Sastre, Franch, Abrines, Dani Díez... Les han puesto el listón altísimo, pero sería osado asegurar que no vayan a alcanzarlo. Y la apuesta decidida de la FEB por el basket femenino asegura que, pese al disgusto de este verano, España tendrá un puesto en la élite durante muchos años con jugadoras como Queralt Casas y Astou Ndour directas hacia el estrellato. Menudo verano, menudo futuro.