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El Madrid de Laso tiene casta

Esto acaba de empezar, pero ya veo algo incontestable en el Real Madrid actual, el Real Madrid de Pablo Laso: el equipo tiene casta. El jueves, en la Euroliga, le remontó 13 puntos al Milán en apenas seis minutos. Y ayer, en la Liga Endesa, superó con autoridad la enorme presión del Gran Canaria y de su atronador escenario. Una semana de gran mérito para un equipo joven, con dos rivales duros, poco margen para entrenar y un largo viaje por medio. Quienes dudaban de la capacidad de Pablo Laso como entrenador empiezan a tener respuesta convincente. En poco tiempo, Pablo le ha dado personalidad al conjunto (velocidad en ataque, solidez en defensa y rebote) y ha logrado algo que el maestro Messina no consiguió: que aporten todos los integrantes de la plantilla, un banquillo profundo en el que confiar y en el que todos muestran implicación máxima.

No es fácil la tarea de Pablo Laso: hacer de albañil con traje de etiqueta. Le piden que construya futuro al tiempo que encandila al personal con estrellas fugaces, refuerzos de lujo como Ibaka o Rudy que pueden decir adiós dentro de pocas semanas. Y lo curioso es que Pablo está saliendo airoso de ambos objetivos. Ayer sacó de titulares a cuatro hombres en progresión (Llull, Mirotic, Suárez y Tomic), completando quinteto con Rudy. Por si fuera poco, nos redescubre a Felipe Reyes y educa a Jaycee Carroll para su nuevo rol de fusilero sin licencia para abusar. No sé ustedes, pero yo veo un magnífico entrenador detrás de todo esto.