¿Quieres contras? Toma Kaká
Ser el menos brasileño de los cracks brasileños marca. Una intensa contradicción persigue a Kaká desde que dejó Italia, el país en el que se destapó como futbolista, donde se hizo el amo adaptándose a un sistema defensivo que ha quedado mal visto por las actuales corrientes buenistas del pensamiento futbolístico. Kaká no lucha sólo contra dos temporadas mediocres y el recuerdo de una lesión que le frenó en seco. Kaká, que en los ratos malos recordaba al trotamundos de su hermano Digao, nunca volvió a ser totalmente el de Milán.
Eso hasta que Mourinho ha terminado de pulir su Teoría y Práctica del Contragolpe, la sublimación del orden defensivo unido al ataque relámpago. Kaká ha vuelto, pero se enfrenta a un problema de identidad, propia y de equipo: mientras algunas voces reivindican el protagonismo del brasileño, ya se oyen las primeras críticas a un sistema que se basa en no llevar la iniciativa durante el partido. Indigno de un equipo ganador, dicen. ¿Jugará siempre así el Real Madrid? A más contraataque, más Kaká. Y menos posesión, ese nuevo deporte que parece haberse merendado al fútbol. Mou decide.