Soñando con un Athletic transparente

Hay quien no cree a uno cuando le comenta que es muy desagradable seguir la información del Athletic y encontrar fango oloroso en lo institucional. A uno le gusta el fútbol, pegarse un paseo por Lezama para ver, como ayer, con qué entusiasmo entrenaba Ziganda al filial. Suena el despertador, hay que ir a Ibaigane para seguir las explicaciones sobre el estado en que ha quedado el club tras la marcha de la anterior junta. Toca comprobar si es verdad el último lío, si como alguno airea han pagado a Caparrós un dinero de una caja fuerte errada, certificar que no era oro puro lo del partido del fútbol vizcaíno, que lo del Celtic dejó un gran cañón... También medir hasta dónde va a tirar del hilo la junta en los gastos de personal deportivo. Es imposible contar todo, ser transparente como sueña el socio.

Siempre sale a flote el cutre recurso de que esas trampas ya las hacían aquel presidente, el de anteayer y el de mañana. Cuando uno comprueba que se puede desviar un presupuesto de casi nueve millones sin pasar apenas nada... Es de esos días en que terminas maldiciendo el modelo de club. Encima hay asamblea el lunes y estamos sin fútbol un buen rato.